Grajera





El progenitor de este linaje en Extremadura fué Gotier Grajera., ilustre caballero que acompañó al Rey don Alfonso IX en sus expediciones guerreras por la citada región de Extremadura, y que, después de honrarlo su soberano con algunas mercedes, fijó su residencia en el Montijo, villa del partido judicial de Llerena (Badajoz).

El Cronista de Felipe VI, Lorenzo Díaz del Valle y de la Puerta, en su "Recopilación Genealógica", asegura que el citado caballero descendía de las Montañas, y no de Toledo, como quieren algunos. Los G. gozaron, desde muy antiguo, de todas las preeminencias y franquicias de las familias nobles, y esta nobleza la probaron varias veces. 

La primera probanza la hicieron en el siglo XVI.


A Alonso Grajera, vecino del Montijo, le disputaron su hidalguía y sostuvo pleito contra la villa y su Procurador Síndico, justificando plenamente, no sólo que era hijodalgo, sino que lo habían sido su padre, Pedro Grajera y su abuelo paterno, del mismo nombre. 

En 1538, la Sala de los Hijosdalgo de la Chancillería de Granada, le declaró hijodalgo notorio de sangre, y lo mismo a su padre y abuelo, condenando en costas a la parte contraria con cincuenta ducados para la Cámara de Su Majestad. Dicho Alonso Grajera., tuvo dos hijos Alonso Grajera, que marchó a las Indias, donde murió, y otro Antonio Grajera, que sigue.

Este Antonio Gragera, vivió siempre en el Montijo, donde tenía grandes posesiones.


LA “CASA GRANDE”: EL PALACIO DE LOS GRAGERA

Como Gragera, Grajera o Grajeda, de estas tres formas se ha escrito el linaje de una de las casas más ilustres de Extremadura, que acaso tomara el nombre de la villa de Grajera, en la provincia de Segovia.


Algunos autores afirman que el progenitor de esta estirpe en nuestra tierra fue Gotier Gragera, egregio caballero, que acompañó al Rey don Alfonso IX en sus conquistas por la región, y que, después de distinguirlo su soberano con algunas mercedes, fijó su residencia en la villa de Montijo. De esta localidad, la familia se dispersó por poblaciones colindantes como Puebla de la Calzada, Talavera la Real, La Albuera, Mérida,...

El primer Conde de la Torre del Fresno y Vizconde de San Diego, don Toribio-Diego Gragera y Gragera, sus padres, Alonso y Elvira, y sus hermanos, Juan Matías y Catalina María, naturales de Puebla de la Calzada, trasladan su residencia a Talavera la Real, donde en la plazuela de San José construyen una casa muy grande. Al serle concedido a don Toribio un título de nobleza, el pueblo a la casona llamó Palacio y por último fue conocida como “la Casa Grande”.

EL PALACIO DE LOS GRAGERA. DETALLES Y DESCRIPCIÓN.

La arquitectura de la casa era de traza muy parecida a la de la “Casa de Murillo”, amplia portada de dos hojas y fachada con multitud de ventanas enrejadas. En el interior, patio de columnas con fuente central en mármol y galería con columnas en el piso superior.

El solar, según descripción de fecha 13 de Octubre de 1.874, se situaba en la Plaza de San José, número 3 moderno, ignorándose el antiguo, ocupando una superficie sin incluir el huerto, de mil trescientos cincuenta y ocho metros cuadrados. Constaba de dos pisos habitables, teniendo el bajo catorce habitaciones, patios, corredores, corral, pozo, dos cuadras, dos pajares con doblados encima, pensadero o esquileo, cuarto y huerto de recreo con una cabida de mil seiscientos nueve metros cuadrados. El segundo piso tenía diecisiete habitaciones.

EL BLASÓN DE LOS GRAGERA.

Los Gragera gozaban de grandes posesiones en Talavera, así lo mostraban las casas blasonadas con el escudo familiar, repartidas por la localidad. En todas las piedras armeras el mismo motivo: cinco grajos volantes puestos en sotuer.

Pero el escudo de armas de la plazuela de San José, tiene una característica especial: está coronado en su parte superior. Don Toribio-Diego lo mandó elaborar de esta manera y colocar en el muro de la fachada de su palacio.

Las pruebas nobiliarias de los miembros de esta familia, para su ingreso en las distintas Órdenes Militares, para el velado de novios, para los matrimonios y para otras causas, se hacían ante escribano, en acta de reconocimiento en la capilla de Nuestra Señora de la Concepción (parroquia de Nuestra Señora de Gracia), propiedad de la familia, que tenía, en su rejería de forja de hierro, un escudo labrado en madera y sostenido por dos leones: en campo de azur cinco grajas, la de en medio mayor.

LA CASA GRANDE CONVERTIDA EN ESCUELA PÚBLICA.

Deshabitada por sus propietarios, sabemos que a principios de siglo era utilizada -en arrendamiento- como escuela pública de niños y niñas.

Dª María del Rocío Morente Cejo nos cuenta que en 1.908 era directora de la escuela ubicada en esta casa-palacio:

Efectivamente, fruto de ello fue su obrita: “Geografía, Topografía e Historia de Talavera la Real”.